La boda de Gemma y Alvaro fue una celebración de su amor y personalidad única como pareja. Optaron por salirse de los convencionalismos y hacer las cosas a su manera, creando una boda que era cien por cien ellos.
Todo el evento, desde los preparativos de los novios, tuvo lugar en una finca privada en la sierra, cerca de Mazarrón. Una finca en la que había dos casas rurales y un montón de espacios para aprovechar. Todo organizado la empresa de catering San Fernando.
Gemma se vistió en una de las casas y Alvaro en la otra. Aprovechamos cada espacio de las dos casas para fotografiarlos mientras se preparaban junto a sus seres queridos.
Desde el primer momento se podía respirar la tranquilidad, la familiaridad de estar celebrando este día especial sólo con la gente que quieres, de una forma privada y relajada, en un enclave super especial.
La ceremonia tuvo lugar en el punto más alto de la finca, lo que nos daba unas vistas a la montaña. Rodeados de sus amigos y familiares, se dieron el «sí quiero» en este escenario que reflejaba a la perfección quiénes son como pareja, como compañeros de vida, y como equipo.
Esta boda no fue solo un intercambio de votos, sino también un intercambio de risas, abrazos y momentos inolvidables. Se podía sentir la autenticidad y la cercanía en cada detalle.La elección de celebrar su unión en Mazarrón no fue casualidad, ya que este lugar tiene un significado especial para Gemma y Alvaro, ambos son de allí.
Después dio comienzo el cóctel, donde no faltó cerveza fría y tapas típicas murcianas -marineras, ensalada murciana, caballitos…- Y entre tapa y tapa, no faltaron los besos, abrazos, risas y bailes.
Después pasamos a la zona dónde se iba a celebrar la comida. Para la comida eligieron mesas de madera corridas para que todos los invitados estuvieran juntos, disfrutando del momento.
Cuando dio comienzo la fiesta, Gemma nos sorprendió a todos con un cambio de vestido con un significado muy especial, ya que era el vestido que su madre había llevado en su boda.
Ahora sí empezaba la barra libre, bajo las estrellas, en una noche de primavera junto al mar. Yo creo que no se puede pedir más.